Mi experiencia con la esencia Cherry Plum es que muchos de las personas que llegan a consulta la necesitan. Algunas llegan a los programas de control a través de la vulnerabilidad, otras a través del poder, el miedo, etcétera. En estos casos su necesidad de control, interno o externo, me lleva a prescribir esta esencia desde el principio del trabajo, ya que este estado les crea un elevado nivel de tensión o angustia. Hay que tener en cuenta que, como queda reflejado en el mapa emocional del paciente, la necesidad de control no es un programa aislado, por lo que Cherry Plum puede y ha de ser prescrita en sinergia con otros remedios florales como se puede ver en el apartado e).

Habitualmente los resultados con la esencia se van materializando de manera paulatina, sin grandes saltos de consciencia. Poco a poco, la persona va dejando de ejercer tanto control interno o externo, y lo va notando en pequeños detalles que, cuando los comenta en la consulta, le sirven para hacerse consciente de que va suavizando su necesidad de control y volviéndose, como dicen las/los pacientes, “más pasota” o “más dejada”. Al relajarse o ajustarse este aspecto limitante, otros programas emocionales y mentales también empiezan a equilibrarse debido a esa sinergia tanto de los propios programas como de las esencias florales en el preparado personalizado. De entre los muchos casos de consulta puedo comentar dos experiencias, una persona que llegó a buen término y otra que no concluyó su proceso terapéutico. En el primer caso se trataba de un hombre de cincuenta años, con una posición económica muy elevada, cuyo trabajo era invertir su dinero. Dado que eran grandes inversiones, había desarrollado una tendencia al control que, con el tiempo, se proyectó a muchos aspectos de su vida interna y externa. Pasado un tiempo de haber iniciado el tratamiento empezó a relajarse, lo que implicó pequeños olvidos como los que la mayoría de las personas tenemos: olvidar una cita, no encontrar las llaves, no saber dónde había puesto unos papeles… Para esta persona la situación era completamente nueva, pues siempre había tenido todo bajo control y nunca se había olvidado nada. Comprendió que no era que tuviese ninguna enfermedad mental, sino que al disminuir el control se había vuelto una persona más relajada y esos descuidos le podían pasar sin que representasen un problema grave. Era el precio que tenía que pagar por rebajar su nivel de control, de estrés y de inquietud cotidianos. En otro caso, un hombre también en torno a los cincuenta años, con un negocio familiar, vivió más o menos la misma evolución, pero al tratarse de una persona hipocondríaca no podía dejar de pensar que estaba teniendo un problema neurológico. En este último caso se trataba de una persona muy mental, que sabía todo lo que tenía que hacer pero no lo aplicaba, refrenando los cambios que las esencias florales favorecían, por lo que hubo que dejar el proceso terapéutico sin terminar ya que, en realidad, no quería cambiar aquellas tendencias emocionales y mentales que le mantenían desequilibrado, ya que hacía más caso a su mente-personalidad que a su Ser Interior.

Cherry Plum no suele ser una esencia floral que tenga que utilizar a lo largo de todo el proceso terapéutico. Al ser de las que prescribo ya en la primera sesión, el equilibrio en los aspectos mentales y emocionales se produce pasadas la mitad de las sesiones estimadas de trabajo. No obstante, como dice el maestro Eduardo Grecco “cada paciente es el cien por cien”, por lo que no se puede esperar que todas las personas reaccionen con el mismo ritmo de evolución.

Es una esencia que da muy buenos resultados y ayuda mucho en el trabajo con otras estructuras, ya que tiene múltiples relaciones emocionales que suelen configurar una parte de la emocionalidad e influir en diversos territorios emocionales de las personas. Sin duda es una de las que más tengo que utilizar en consulta, y de las que más claramente toman conciencia los y las pacientes en un tiempo relativamente corto.

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