La esencia floral Clematis, al menos en mi consulta, se utiliza mucho. Hay casos en los que, simplemente, la mente de la persona se proyecta más de lo que sería sano hacia el futuro, por cuestiones económicas, personales, laborales, etcétera. Sin embargo, en la mayoría de los casos se trata de personas que han idealizado la vida en alguna de sus facetas: la maternidad, la pareja, la vida doméstica, las relaciones personales, etcétera. Teniendo en cuenta que en la consulta tratamos a cuatro veces más mujeres que hombres, uno de los factores de trabajo con la esencia Clematis es la idealización de las relaciones de pareja y la creencia, primero inconsciente y luego consciente, de la existencia del príncipe azul. El otro factor predominante es la idealización de la maternidad.

Es realmente sorprendente la cantidad de mujeres de todas las edades que, en lo más profundo de ellas, siguen pesando que el príncipe azul tiene que llegar a sus vidas. Es cierto que se trata de una creencia arraigada en el inconsciente colectivo y que tiene que ver con figuras arquetípicas, sin embargo, también la educación que se da a las niñas contribuye a esta situación, con cientos de estímulos dirigidos a crear princesas que han de ser salvadas por sus príncipes. Luego, en la vida real, las expectativas no se cumplen y las consecuencias las viven tanto los supuestos príncipes como las frustradas princesas. Este tema daría para un libro entero y no me quiero extender en ello, pero puedo asegurar que se trata mucho en consulta, y la esencia Clematis es indispensable para este trabajo de idealización.

Sobra la cuestión de la maternidad puedo contar el caso de una paciente de treinta y cinco años, sin pareja, que empezaba a sentirse presionada por el reloj biológico. Deseaba ser madre y esa idea la estaba desequilibrando porque no sabía si asumir una maternidad sin pareja, esperar a un tiempo futuro o recurrir a la inseminación artificial. En su fijación con el tema veía a sus amigas y otras madres felices y realizadas con sus bebés, plenas y sonrientes todo el día (imagen estereotipada y parcial, pues sólo las ve un rato, no todo el día). En una ocasión que estábamos en la consulta y estaba entrando el otoño, miró con melancolía por la ventana, a las nubes, el tiempo fresco y el viento y dijo: “con lo a gusto que estaría yo con mi niño en el sofá de mi casa, viendo la televisión los dos calentitos”. Esta mujer, como otras que han venido a consulta desesperadas tras la tan deseada maternidad, estaba idealizando tanto a la maternidad como al bebé ya que, en su mente, el bebé se estaba quietecito, no lloraba ni demandaba atención, ni se hacía pis y caca, ni se ponía enfermo, ni la despertaba por la noche. Simplemente, imaginaba una maternidad ideal en la que todo era armonía y fluidez. Aunque al lector o lectora le pueda parecer exagerado lo que cuento, este sólo es un pequeño ejemplo de la realidad sobre la estructura emocional Clematis.

Si se percibe que la idealización, la fantasía o la proyección a un mundo perfecto forma parte de los programas primigenios de la persona, aconsejo prescribir en el preparado floral la esencia Clematis desde el principio. Mi experiencia con esta esencia es que va actuando paulatinamente, a lo largo de todo el proceso terapéutico, ayudando a la persona a “poner los pies en el suelo” sin por ello hacerles perder su imaginación y sus ilusiones, simplemente alcanzan un punto de justa medida en el que el realismo también tiene su lugar.

Es una esencia que, a medio plazo (hablo de seis o siete sesiones a lo largo de unos cinco meses), funciona muy bien. Las pacientes suelen señalar: “ya no idealizo tanto”, “ya no veo las cosas tan de color rosa” o “mis expectativas son ahora más realistas”. Ello referido a cualquier tema sobre el que se hiciese esa fantasía o idealización.

Como se puede ver en el punto e), la conexión de la estructura Clematis con otras estructuras emocionales sirve de base para la creación de asociaciones de programas emocionales y mentales que pueden llegar a ser muy perjudiciales para la persona. A la hora de hacer un trabajo con Terapia Floral hay que contemplar estas conexiones y, cuando la persona esté preparada, ayudarla a tomar conciencia de ello. En el ejemplo del texto introductorio a Clematis, la paciente que idealizaba la vida doméstica vivía obsesionada por el orden y la limpieza porque la casa ideal, de la familia ideal, tenía que estar “perfectamente limpia” y “perfectamente ordenada”, como no podía ser de otra manera en la vida de una princesa de vida perfecta. De poco serviría la toma de la esencia Crab Apple si no se hace un trabajo con Clematis, ya que el origen del perfeccionismo doméstico, en este caso, tenía que ver con una creencia inconsciente vinculada a la estructura Clematis. Es en este sentido en el que la realización, por parte de la paciente, de su mapa emocional, le ayuda a ver más claramente la presencia de estos programas emocionales y mentales y a trabajar sobre ellos para ponerlos en justa medida.

En el caso de los niños y niñas, los padres, a veces, llegan a consulta pidiendo una solución a sus problemas de concentración, atención o fantasía. Clematis es la esencia adecuada, siempre teniendo en cuenta que los niños son niños, y que está en su naturaleza la imaginación y la fantasía. En ocasiones, los padres quieren que los niños se comporten como adultos, cuando hay muchos adultos que se comportan como niños. Las esencias florales son inteligentes en el sentido que ellas saben llevar a la persona hasta su justa medida de lo que se esté trabajando y no van a cambiar nada que no haya de ser cambiado. Por eso, a veces tengo que advertir a los y las pacientes que las esencias hacen su trabajo hasta donde tienen que hacerlo, y que no se puede cambiar a una persona a la carta, sólo porque la pareja o los padres piensen que las cosas deberían ser de otra manera. El Ser Interior de cada persona tiene un camino que recorrer y las esencias, metafóricamente, ayudan a la persona a recorrer ese camino, a superar los obstáculos o a encontrarlo si lo ha perdido, pero no pueden hacer lo contrario, no pueden desviar a nadie de su camino interior si ya lo está recorriendo. Por eso no hay peligro de que con la Terapia Floral se pueda manipular ni a un niño ni a un adulto.

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