En mi experiencia en consulta, la esencia o remedio floral Hornbeam no es de los que más uso con las y los pacientes, pero tampoco es de las que menos. No es un motivo urgente por el que una persona suela acudir a consulta pero, en algunos casos, si es el factor principal aunque la propia persona no sea consciente de ello.

En la mayoría de los casos que he tratado y trato en la actualidad, se trata de personas cuya vida ha ido perdiendo alicientes con el paso de los años. Han entrado en un círculo de trabajo, casa, familia, dejando de lado amistades, aficiones, divertimentos, etcétera. En la mayoría de los casos no se trata de algo consciente, sino que, poco a poco, las circunstancias han ido ganándole terreno a las ganas de vivir plenamente, ahogando el espíritu renovador, la inventiva, la imaginación y las ganas de probar cosas nuevas. Con cierta desazón tengo que decir que, aunque la toma de la esencia pueda ayudar a tomar conciencia de la necesidad de cambios motivantes, los programas emocionales y mentales que acompañan a esta actitud limitan mucho la posterior acción. Recuerdo el caso de un hombre de cincuenta años, aburrido de su trabajo, insatisfecho con su pareja y acomodado en una vida cotidiana rutinaria. Este hombre llegó a la comprensión de la necesidad de cambiar, sin embargo, otros factores concomitantes no le permitían pasar a la acción. Una de sus tareas terapéuticas era buscar una afición, ir probando actividades diferentes hasta que encontrase una que le motivase. Sus palabras eran:

– ¿Y si la que pruebo no me gusta?
– Pues pruebas otra y otra hasta que des con aquello que te motive.
– Pero es que no sé qué es lo que me gusta.

Este diálogo llegaba a convertirse en un círculo vicioso sin salida, ya que el hombre llevaba toda la vida cumpliendo rutinas y haciendo lo que se suponía que tenía que hacer, y no lo que sentía que quería hacer. Además había que añadirle el miedo a romper con sus horarios de trabajo, cierto grado de acomodamiento y una visión bastante infantil de lo que debía ser la vida. Fue un caso que no llegó a una resolución satisfactoria, entre otras cosas porque, cuando llegó al punto de no retorno, donde hay que tomar decisiones para seguir adelante, su miedo le impidió cruzarlo, por lo que alcanzó cierto grado de entendimiento de su situación, pero no la comprensión que proporciona la vivencia. Se quedó en la teoría, pero no pasó a la práctica.

En este caso, y en otro que voy a comentar, la esencia floral consiguió llevar a la persona a la toma de conciencia de la necesidad de cambio y renovación, pero el acto de voluntad consciente que toda persona ha de hacer para cruzar el punto de no retorno quedó en suspenso por la influencia de otras estructuras con sus programas emocionales y mentales.

Otro caso que estoy tratando en este momento es el de una mujer, también en torno a los cincuenta años. Termina su horario de trabajo a las tres, llega a casa, su marido y sus hijos ya han comido y ella se encuentra con toda la tarde libre una vez que ha realizado algunas tareas domésticas. En ese tiempo libre dice que no sabe qué hacer, que se aburre, por lo que mantiene la expectativa de que su marido o sus hijos pasen con ella la tarde y la acompañen, cosa que no hacen. Ella siente que la dejan sola y que no le hacen caso, ellos aluden que tienen su vida y cosas que hacer. Quizás quien lee esto se esté diciendo: “pues no haría yo cosas con toda la tarde libre”. En el caso de esta mujer, ella espera que los demás le solucionen la papeleta, se siente con derecho a ello, por lo que acusa a los suyos de dejados, de que no le hacen caso, cuando es algo que siempre ha sido así. Vive en un estado de desmotivación aburrida, en la que no se plantea probar cosas nuevas y, si lo hace, se queda en un plano mental. La toma de la esencia Hornbeam le ha llevado a la comprensión de que no son los demás los que se tienen que ocupar de llenar su vida, sino ella misma. También hemos conseguido llegar, aparentemente, al quid de la cuestión, la pereza. Después de varias sesiones tomando la esencia, ha tomado conciencia de que puede ser muy hacendosa para su trabajo o las cuestiones domésticas, pero que cuando se trata de atenderse a sí misma, entonces le invade pereza. Habrá que seguir indagando en este caso.

La esencia da resultado y lleva hasta la toma de conciencia, pero a algunas personas en este estado limitado les cuesta mucho dar el paso a la acción, lo que es una pena porque, en el fondo y a la larga, vivir en ese tedio, rutina y aburrimiento implica una inversión de energía mucho mayor que vivir en la motivación y la evolución enriquecedoras y nutritivas.

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