En esta ocasión quiero comentar una estrategia o recurso que es habitual que le proponga a pacientes y alumnado para su vida cotidiana. Se trata de la “palabra de seguridad”. Este concepto surge, hasta donde yo sé, en el ámbito de las relaciones sadomasoquistas, y tiene la función de detener inmediatamente una situación, sea la que sea. Se trata de una palabra que sirve de código para hacer entender que la situación ha de ser detenida porque la persona se siente incómoda por alguna causa como puede ser un sentimiento que no quiere experimentar, un dolor que no puede soportar o una situación que no acepta vivir.

Desde este ámbito la palabra de seguridad se ha trasladado a otros territorios, como puede ser el del cine (para detener escenas de acción) y el de la psicología. La forma en que la utilizamos en Noray Terapia Floral se refiere tanto a la relación dentro de una pareja como en la relación con los hijos e hijas.

«Se puede utilizar en diferentes ámbitos de la vida.»

Dentro del sistema pareja, esta palabra tiene la función de detener una situación que uno de los dos miembros siente que se está saliendo de tono o se les está escapando de las manos. La persona que primero se da cuenta de que algo así está sucediendo es la primera que pronuncia la palabra pactada. El hecho de decir la palabra ni da ni quita razón a nadie, ya que no se trata de una clave para tener razón o perderla, sino de una manera de detener una situación insana, conflictiva, tóxica o en bucle. Ante esta palabra (la que decidan los miembros del sistema), todas las personas han de detener cualquier acción que se esté llevando a cabo, sin excusas, ni dudas. Se ha de convertir en un mecanismo automático, de tal manera que al escucharla, las personas se queden paralizadas. Repito que esta estrategia sólo sirve para detener una situación, no para ganar o perder la razón. La palabra ha de ser corta, fácil de pronunciar y entender y puede tener un matiz simpático, extraño o imperativo. Algunas palabras de seguridad que he conocido o utilizado son las siguientes: chupacabras, pulpoplátano, frenadol, estopa.

Una vez que se ha conseguido detener la situación, se puede esperar un tiempo, se puede abandonar el espacio y cambiar de lugar, y las personas pueden pactar volver sobre el tema pasados unos minutos u horas, el caso es que se detenga la situación.

Del mismo modo que se emplea en un sistema pareja, se puede aplicar a un sistema familia, de modo que los niños y niñas aprendan desde la infancia que con esa palabra los padres o ellos mismos pueden detener una situación que les esté sobrepasando.

No solamente es necesario pactar la palabra, sino también dejar claro en qué ocasiones no puede ser utilizada. Por ejemplo: un padre o madre quiere hablar con un hijo sobre una cuestión, lo hace de manera respetuosa y calmada, pero el hijo no tiene ganas de escuchar y dice la palabra de seguridad. Esta es una manera espuria de utilizarla, porque no se trata de una situación que se esté descontrolando, sino de una conversación que el hijo no desea tener. En este caso se ha de aludir a que no es el momento o que no se tienen ganas, pero no se puede utilizar la palabra de seguridad.

Puede darse la situación de que si es utilizada por un hijo o hija ante un padre o madre enfadados, éstos decidan no respetarla llevados por el enfado. Esta negativa a hacer caso del pacto tampoco es adecuada, aunque la energía de enfado de los padres sea muy elevada. Si ellos no hacen caso de la norma pactada, los hijos perderán la confianza en la estrategia y ya no tendrá efecto alguno.

«Usarla de la manera adecuada es imprescindible para que no pierda eficacia.»

Esta palabra es una estrategia, un compromiso y un acto de consciencia en la búsqueda del respeto mutuo, incluso cuando las emociones pulsan por saltárselo. Si un sistema (pareja, familia, equipo, grupo) asume la palabra como algo natural en su cotidianeidad, llega un momento en que se utiliza de manera automática, ahorrando mucha energía, tiempo y desencuentros, amén de ser una muestra de buena voluntad y respeto entre las personas.

Os invito a incorporar esta sencilla y efectiva estrategia a vuestras relaciones. Si le dais buen uso no os arrepentiréis.

Noray Terapia Floral

José Antonio Sande Martínez

Terapia emocional con Flores de Bach

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