Este remedio floral suelo utilizarlo como complementario de otros ya que, en gran medida, se llega a este estado emocional limitado como consecuencia de pasar por otros estados o circunstancias más impactantes o desestabilizadoras. Esto es algo que se observa de manera muy clara en el mapa emocional de la persona. La resignación o la rendición no suelen ser emociones primigenias sino emociones derivadas de otras previas en el tiempo. Se puede llegar a un estado Wild Rose desde Gentian, Larch o Hornbeam, por ejemplo. Por ello, el trabajo con este remedio suelo plantearlo como sumado a otros que actúan sobre los principales estado desarmonizados. No por ello es un remedio menos importante, al contrario, en el caso del trabajo con la Técnica de mapas emocionales aplicada a la Terapia Floral, todos los programas emocionales y mentales limitantes han de ser trabajados con la misma atención y dedicación, puesto que todos ellos interfieren en un desarrollo armónico de la persona.

Hay casos en los que el estado de resignación no tiene causa aparente, el remedio floral y el trabajo terapéutico han de ayudar a “hacer consciente lo inconsciente” y sacar a la luz aquellos aspectos de la emocionalidad ocultos pero significativos. Las causas originales para los estados están en un tiempo pasado, lejano o cercano, unas veces son aspectos sin importancia y otras cuestiones sumamente graves. Sea como sea, esa resignación, ese dejarse llevar sin lucha ni resistencia, poco a poco irá alcanzando su justa medida, de modo que la persona asumirá la gestión de su vida, conectando de nuevo con las ganas de pasar a la acción y de vivir experiencias. Este no suele ser un proceso que se active de manera inmediata. Poco a poco, a medida que se van equilibrando otros aspectos de la propia vida, la o el paciente va recuperando la alegría y la conciencia de que su estado anímico depende de sí misma. Esto no quiere decir que una persona pueda elegir estar siempre alegre porque así es su voluntad. Me viene a la memoria una frase del autor romano de origen bereber Publio Terencio Africano (siglo II a.C.), hoy convertida en provervio: “Homo sum, humani nihil a me alienum puto”, “hombre soy, nada humano me es ajeno”. Hombre o mujer, todas las emociones y sentimientos que nos habitan están ahí no para ser negadas o reprimidas sino para ser atendidas y vividas, extrayendo de ello los aprendizajes para evolucionar. La falta de alegría, la resignación, el abandono o la rendición también están ahí para que cada persona se nutra y comprenda la vida con mayor profundidad y conciencia. Una vez alcanzado el aprendizaje, se produce una ampliación de la consciencia que permitirá una mirada más amplia y profunda sobre la propia existencia. En ocasiones este proceso de toma de conciencia se ve obstaculizado por los miedos, las creencias, los apegos…, es aquí donde las Flores de Bach ayudan a la persona a comprender y librarse de esos obstáculos para seguir avanzando en el proceso de completitud de su Ser Interior.

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